4.30.2010

Educació no sexista ni estereotipada

Señorías, subo a esta tribuna para defender esta moción. Como ustedes han podido observar, tres causas nos hacen llegar a su presentación, aunque también les anuncio que hemos logrado una transaccional que nos da la tranquilidad de conseguir unanimidad en un tema respecto del que es importante para la sociedad que todos podamos expresar la misma posición. .)
Así pues, partiremos de esos tres apartados, el primero de ellos referido a las leyes, que nos prestan una aportación específica y cualitativa para tratar sobre valores y educación.
Así lo podemos ver en la Ley 13/2005, de modificación del Código Civil; en la Ley 1/2004, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género; en la Ley 2/2006, de Educación; en la Ley 4/2007, de modificación de la Ley de Universidades; y en la Ley 3/2007, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres.
Por tanto, hemos hecho muchos cambios legales que sin duda son cruciales para que las mujeres y los hombres nos podamos realizar personal y socialmente, para compartir responsabilidades, en definitiva, para conseguir una igualdad de oportunidades.
Pero sabemos que las leyes no lo son todo. Este es un reto que ha de asumir la sociedad española para hacer efectiva esta igualdad y para superar todos los obstáculos. En lo relativo a la cultura ha predominado siempre una sociedad mucho más patriarcal, con actitudes más machistas en algunas cuestiones que en otras.
La palabra igualdad es interpretada en ocasiones de forma errónea, por ejemplo, cuando se pretenden eliminar las diferencias que hay entre chicos y chicas, niños y niñas, hombres y mujeres y hacerlos idénticos. Esto no es así. La igualdad no consiste en tratar las diferencias para ser idénticos sino precisamente en valorar la diferencia, que es una riqueza; es decir, no queremos la desigualdad para ser tratada como injusticia, violencia, o dominación de un sexo sobre otro, queremos la igualdad para valorar la diferencia.
Y tenemos la firme convicción de que no es posible avanzar si no hay libertad, y la libertad y la igualdad pueden alcanzarse a través de estas reformas legales, o de las estructuras democráticas que garanticen la igualdad de condiciones, de oportunidades; igualdad que en educación se ha conseguido ya, desde mi punto de vista, aunque debemos trabajar para no dar pasos atrás, pero no ocurre así en cuanto a la igualdad en el trato y en la libertad de elección para ambos sexos.
En este contexto es importante la escuela coeducativa, que crea un ambiente de convivencia, para que posteriormente hombres y mujeres tengan la oportunidad de interpretar con libertad su diferencia sexual y avanzar hacia una ciudadanía responsable y democrática, desde la convivencia pacífica y comprometida con erradicar cualquier tipo de discriminación.
Esto se consigue en la escuela de muy distintas maneras: a través de los contenidos escolares, los materiales didácticos, actualmente también desde internet, donde se presenta una concepción del mundo y de la sociedad que incluye conceptos, creencias, valores y actitudes acerca de lo que en diferentes sociedades y épocas históricas se ha considerado que son los hombres y las mujeres y el papel que en ella desempeñan.
Quiero insistir en que estos conceptos no son los mismos en todos los lugares y en todas las épocas porque a través de la historia se han modificado. Por ello, en el marco de la educación es necesario seleccionar y desarrollar los contenidos escolares de forma que se incluyan los saberes y la experiencia que los hombres y las mujeres han aportado al conocimiento humano.
De igual modo, es preciso seleccionar los materiales didácticos con contenidos referidos tanto a hombres como a mujeres, y desde esta orientación, podemos contribuir a este concepto de igualdad, acompañando a las alumnas y alumnos para que elijan de forma responsable y libre entre sus distintas opciones y proyecten el modelo vital que desean, y sean conscientes de la importancia que tiene la corresponsabilidad en la vida privada, el cuidado y el compromiso activo con la sociedad.
En nuestra opinión, en el marco conceptual de la escuela y de la sociedad, todo educa: cada gesto, cada decisión, la forma en la que nos dirigimos, la planificación de actividades, etcétera, todo marca, suponen conceptos y valores que los niños van asumiendo.
En este marco conceptual trataré el segundo punto de presentación de mi moción que enlaza con la campaña Educando en Igualdad, que elaboró FETE-UGT, dentro de un marco de colaboración con el Ministerio de Igualdad y el Instituto de la Mujer. Señorías, les avanzo que considero esta campaña muy positiva y que proporciona un material didáctico muy importante. Pero, sorpresivamente, ha generado polémica sobre si los cuentos clásicos tienen que ser narrados tal cual nos los han contado o no; o si tienen que ver, o no, con la violencia de género o con la perpetuación de roles.
Los cuentos tradicionales difunden valores, y estos valores son asumidos por los niños y las niñas y también los saben analizar, porque es cierto, y tengo el pleno convencimiento, de que son mucho más listos de lo que consideramos los adultos.
Por contextualizar este asunto, les recomiendo un artículo que escribió la señora Gema Lienas, en El País, titulado Érase una vez, y deja muy claro que no es cierto que los cuentos tradicionales tengan una sola versión. Los cuentos tradicionales responden siempre a su época, y así nos dice que Perrault, un académico francés, al pasar de la tradición oral a la escrita, eligió entre estas narraciones las dos versiones existentes: una, para las mujeres y otra, para los hombres. Y ¿qué hizo? Pues adaptar los valores dominantes de su época y de su clase social.
En el siglo XVIII, a partir de las ideas de Rousseau y de Locke, se desarrolla otra vez una literatura juvenil, unos cuentos pensados para dar pautas de comportamientos rígidas, y los hermanos Grimm, como recopiladores, cumplen con estas normas; por tanto, nos podríamos encontrar, y nos encontramos si analizamos históricamente estos cuentos, con que Caperucita Roja puede tener más de tres versiones distintas. O, como manifiesta la misma señora Gemma Lienas, en ocasiones, calificamos de infantiles narraciones que tenían una clara voluntad iniciática para jóvenes, que, como Cenicienta, previene contra el incesto, o que, como Blancanieves, cuenta el suicidio de esa joven embarazada y abandonada por el príncipe; por tanto, todos los cuentos, cualquier parte de la literatura, también los conceptos escolares, los interpretamos de acuerdo con la época.
Señorías, como he dicho al principio de mi intervención, hay unas leyes y una sociedad en la que debemos intentar adaptar todo este material y los currículos escolares en el marco de esta igualdad de trato, de la diferencia como riqueza y como libertad de elección.
Por esto me parece muy acertada una campaña –algunos están en ella- de no más cuentos chinos y sí más cuentos sexistas. Y dice la propia campaña: Consideramos que los cuentos tradicionales son un legado de la literatura infantil importante y valioso. Nuestro objetivo –a pesar de titulares grandilocuentes- no es desterrarlos de la escuela, sino apostar por que las niñas y los niños aprendan a leerlos contextualizándolos en la época y comprendiendo que los personajes existieron en un tiempo en el que las mujeres y los hombres tenían roles muy diferentes y diferentes derechos.
Y llego así a la tercera parte de la defensa de la moción, con el convencimiento –al que hemos llegado todos- de que los cuentos o cualquier material didáctico se puede ver reflejado con valores distintos, de ahí que la voluntad de la moción sea hacer visible que en nuestra sociedad existen otros colectivos que en el marco de la igualdad de trato y deberíamos normalizar su diferencia e incidir en la concienciación y sensibilización social. Por eso la moción prioriza la elaboración de materiales didácticos y de buenas prácticas educativas que ayuden a niños y niñas y jóvenes en la formación en valores y actitudes para una orientación no sexista, que permita una elección profesional y vital de forma libre y no estereotipada.
Supongo que por no querer etiquetar a los niños y niñas como a personas que no todas tenemos las mismas inclinaciones sexuales, heterosexuales, no me ha gustado incidir en ello en el concepto de que hay niños y niñas que cuando son jóvenes y en su adolescencia descubren que son gays o lesbianas, sufren, y sufren mucho porque no se identifican con lo que sucede en los libros ni en los cuentos ni en los currículos escolares, y es a ellos a los que he dedicado esta moción, y también a sus padres y a sus madres, que sufren tanto como ellos en el momento en que el hijo o la hija les expresa su orientación sexual. Y hay poco material. Accedí a través de Google a la Asociación de Madres y Padres de Gays y Lesbianas -que hace ya más de 10 años que existe en Cataluña, ahora también existe en el Estado español- y comprobé que había muy poco material, de hecho hay tres publicaciones y sí que alguna existe en varias lenguas, pero creo que deberíamos ayudar con esta moción como toque de atención en el sentido de que deberíamos priorizar también la elaboración de estos materiales.
Creo que no fue bien entendida la moción en su principio, pero sí que hemos llegado finalmente a acuerdos, y por esto hemos podido hacer con el Grupo Popular –que había presentado una enmienda- una transaccional que recoge una parte de la inquietud que ellos también expresaban en su enmienda, y el punto de la moción que hemos presentado para poder conseguir que realmente hubiera unanimidad y que se produjera este toque de atención general, que se puede hacer desde el Gobierno, desde las comunidades autónomas, desde la sociedad civil –que también pueden ayudar a que las leyes sean realidad-, para conseguir esta igualdad de trato, ayudando a que los jóvenes adolescentes no sufran sea cual sea su orientación sexual.
Muchas gracias.

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